Capítulo 17

La cabeza le explotaba de dolor, su cuerpo le temblaba, y la fría sangre resbalaba por su labio. Él oía voces lejanas, ese lugar estaba semioscuro y todo estaba rodeado de kryptonita, sin duda éste era su fin. “¿Sabes? Ahora mismo todos deben de estar buscando a Superman para que rescate al pobre de Kent, a no ser que esa periodista te odie tanto que ella no diga a la gente que busque al superhéroe, jaja” dijo uno de los secuestradores. “Parece que se ha quedado mudo, ¿vamos a comprobarlo?” dijo otro hombre, seguidamente le dio un puñetazo en la cara que ocasionó un pequeño gemido de Clark. “Vaya parece que sí, ¿grabamos un video y se lo regalamos a Lane?” dijo el mismo de antes. “La policía no tardará en venir y echar la puerta abajo” dijo susurrando Clark. “Lo siento amigo, pero esa puerta solo se puede abrir por dentro, sin embargo fuera escuchan todo lo que pasa aquí” dijo el primero que habló. “Bueno yo me aburro, así que venga grabad mientras me divierto” dijo un tercer hombre. “De eso nada, todos nos vamos a divertir dejamos la cámara grabando y calladitos todos, que solo se oiga los gritos de Kent” dijo el segundo. A partir de ese momento, Clark no supo cuántos golpes recibió, solo deseaba que terminara aquel infierno pronto para bien o para mal. Su cuerpo había reaccionado muy rápido a la kryptonita, al minuto de estar cerca de la piedra su piel ya era vulnerable y no sabía cuánto él podía aguantar vivo cerca de la piedra mortal. Clark veía los puños de los hombres impactar en su cara y en su estómago, después los secuestradores decidieron cambiar a las patadas en la espalda, el estómago y la cara de Clark. La nariz la tenía reventada, la boca le sangraba y le dolía todo el cuerpo. Al principio gritaba de dolor pero ya en los últimos golpes no tenía fuerzas ni para quejarse. Cuando los hombres se divirtieron lo suficiente, cogieron la cinta de video y junto con un aparato de video y televisor lo enviaron fuera.

Lois había ido a avisar a todo el mundo de lo que había pasado, buscaba desesperadamente a Superman, ella solo podía pensar en cómo estaría Clark. Ella llamó a la policía y les indicó el sitio decidida en ir con ellos. Al llegar vieron la cinta de video, al ponerlo y aparecer la imagen en el televisor Lois se arrodilló llorando al ver a Clark gritar de dolor mientras esos miserables hombres lo destrozaban. “Dios mío, Clark ¿por qué tú?” dijo llorando mientras tocaba la pantalla donde se veía a Clark ensangrentado y rendido en el suelo. “Hagan algo, esos hombres lo van a matar” dijo a la policía alterada. “Por favor suelten al rehén” dijo la policía con un megáfono. “Vaya parece que han venido a por ti, a pesar de todo la periodista se preocupa por ti qué pena que no la vayas a ver más jajaja” dijo el líder. Clark simplemente no oía, él cerraba los ojos esperando el momento en que no pudiera más. Los secuestradores mandaron una nota fuera en la que decía “Cuando venga Superman negociaremos”. La policía no sabía qué hacer, como no aparecía Superman ellos decidieron intentar echar la puerta abajo. “Pero ¿qué hacen? Se van a enterar ahora lo que es jugar con lo que nosotros decimos” dijo uno de los hombres. Después él cogió la pistola y disparó dos veces. “Oh, vaya he fallado jajajaja” dijo riéndose al ver a Clark gritar y gritar de dolor. Lois sintió esos dos disparos y el grito, se le aceleró de tal forma el corazón que pensaba que se le pararía en ese instante. “No, no puede ser, no, nooooooooooooo” gritó llorando echándose encima de la puerta. La policía intentó cogerla y tranquilizarla, pero ella no paraba de llorar y de golpear la puerta “No me dejes Clark, no me dejes” decía ella desconsolada.

“Superman sigue sin aparecer, señor” decía uno de los hombres por el micrófono. “¿Y el rehén?” preguntó desde su casa el que había organizado el plan. “Lo hemos destrozado a golpes y ahora le hemos disparado dos veces” dijo de nuevo el secuestrador. “Vosotros haced lo que os digo, coged toda la kryptonita, salid por la puerta trasera y venís inmediatamente a este lugar a entregársela a mi mayordomo ¿entendido?” ordenó a sus hombres. “¿Y Superman?” preguntó uno de los secuestradores. “Yo lo pillaré en otro momento” contestó. “¿Y Kent? Está moribundo” dijo el tercer hombre. “Cuando salgáis por la puerta trasera, abrid la puerta de delante con el mando y lo dejáis allí, no puede identificaros porque no os ha visto, eso si es que sobrevive” dijo de nuevo el millonario desde su asiento, encendiéndose un puro.

Ya era de noche y Lois temblaba sin poder articular una palabra. De repente la puerta delantera se abrió con un fuerte chirrido. Lois levantó la cabeza “Clark” susurró, y corriendo se metió dentro. La policía intentó detenerla pero fue imposible, al entrar ella vio el cuerpo de Clark tirado por el suelo y se abalanzó sobre él. Clark tenía los ojos cerrados, la boca entreabierta, él estaba sangrando. “Clark, abre los ojos por favor, no puedes irte” dijo ella llorando y tocando con sus manos la cara de Clark sin importarle que estuviera llena de sangre. Él oyó la voz de Lois e intentó abrir los ojos pero no pudo, así que movió la cabeza “Clark estás vivo, estás vivo” gritaba ella. Lois vio que su camisa estaba cubierta de sangre y al abrirla vio que las balas del disparo le habían dado en el brazo y en el hombro derecho. “Dios mío, una ambulancia, está herido de los disparos” gritaba ella hacia fuera. Lois le quitó la camisa a Clark y se la apretó en el brazo, después se quitó ella su chaqueta e intentó cortar la hemorragia del hombro. La policía llegó junto con los médicos y apartaron a Lois de allí a la fuerza. Ya con las balas fuera de su cuerpo, él reaccionó un poco “Lois” susurró él levemente. “No hable señor Kent” le decía un médico. “Lois” dijo él más fuerte, ella lo escuchó y se dirigió a él corriendo sin importarle los médicos. “Estoy aquí Clark, te pondrás bien, te lo prometo” dijo ella cogiéndole la mano. Él abrió los ojos y la miró “Gracias a ti estoy vivo” susurraba muy suave Clark. “No, yo no he hecho nada, tú has sido el valiente” decía ella emocionada. “Me quiero ir a casa, Lois, por favor díselo al médico dile que mis padres me cuidarán” él le suplicaba con los ojos brillantes. “No te preocupes Clark, tú irás a casa con tus padres, ya están aquí, ellos te cuidarán y yo también lo haré” decía ella tranquilizándolo suavemente. Al subirlo en la camilla se soltaron de la mano “No me sueltes por favor” decía él buscando la mano de Lois. Lois cogió la mano de Clark y le sonrió, los médicos pusieron un sedante a Clark “Descansa Clark” decía ella muy flojo, mientras él caía en el sueño. Lois vio cómo se llevaban a Clark en la noche, pero como él deseaba se lo llevarían a casa. Ella volvió a casa pero sin poder dormir, ese día había sido muy duro, ella había estado a punto de perder a Clark, a su compañero, a su amigo, al hombre que le había confesado su amor por ella, al hombre el cual había descubierto que no podría vivir sin él. Ella había descubierto algo que nunca creía que iba a suceder, pero sucedió ya que el corazón manda y puede ser tan repentino como el disparo de una o dos balas, dos balas que casi habían matado a Clark Kent.