Capítulo 9

Ya era fin de semana, Clark salió a dar su paseo por la noche. Superman no había tenido mucho trabajo los últimos días, sin embargo Clark sí. El tener que evitar a Lois era muy duro y la noche anterior cuando la encontró con Luthor le destrozó. La mirada que le dio Lois era de estar enfadada, habían jugado con fuego y se quemaron. Él estaba andando por las calles de la ciudad pensando en lo solo que estaba entre tanta gente, no tenía a nadie, ni un amigo, solo Jimmy como compañero de trabajo.

Clark iba con la mirada al suelo cuando chocó con alguien. “Perdón” dijo Clark. “No pasa nada” ambos levantaron la cabeza, era Lois. “¿Tú?” dijo Lois cuando lo vio. “Hola Lois, perdona otra vez” Clark echó un pie hacia delante, pero ella le detuvo. “No tienes suficiente con entrometerte en mi vida profesional que también lo haces en mi vida privada” dijo ella alterada. “Yo no me entrometo en nada” contestó sereno Clark. “Ah, claro y lo de anoche con Lex ¿quién eres tú para decirle eso?” preguntó Lois. “Dije la verdad, pero tú no la ves, no lo conoces” dijo él intentando mantener la calma. “Claro que lo conozco, es un hombre que me quiere y me hace feliz, es a ti a quien no conozco” Lois se dio la vuelta para irse. “No me conoces porque tú no quieres” contestó él. “Exacto, no quiero conocerte porque no te soporto” ella dio tres pasos pero no pudo más ya que tres hombres la cogieron. “Dejadme” gritó ella. “Estate quieta, suelta todo lo que tengas” dijo uno. Clark la escuchó gritar y fue corriendo sin cambiarse a Superman, sino como un hombre corriente. “Soltadla” dijo Clark. “Y si no, ¿qué?” contestó otro. “Os enfrentáis conmigo y la dejáis a ella” contestó serio. Los tres hombres soltaron a Lois en el suelo que miró cómo se acercaban a Clark, él esquivó los golpes y no utilizó su fuerza extraordinaria. Estaba peleando contra dos cuando uno se le acercó por detrás con un palo de hierro. “Clark cuidado” gritó Lois asustada. Clark recibió un golpe en la cabeza que lógicamente no le causó daño pero lo tuvo que disimular echándose al suelo y quejándose. Lois estaba en el suelo y no pudo mirar ya que le iban a dar otro golpe, pero Clark le dio una patada al que estaba de pie y se incorporó. Al segundo lo mandó entre los cubos que había y al tercero lo cogió de las solapas de la camisa. “Ni se os ocurra acercaros a ella, porque si no, os la veréis conmigo” y lo soltó en el suelo quien no tardó en salir en corriendo. Clark fue a donde estaba Lois y se arrodilló. “¿Estás bien, te han hecho algo?” le preguntó él preocupado. “Yo, yo estoy bien, pero ¿y tú? Te han golpeado” ella le acarició en la nuca donde le habían dado a Clark. “No tengo nada, vamos te acompañaré a casa” dijo suave, él se levantó y le dio la mano a ella para ayudarla a incorporarse, ella tembló. “¿Seguro que estás bien?” dijo él. “Sí, sí, solo es el susto” cabeceó ella. El camino hasta la casa de Lois fue silencioso, ninguno hablaba. Él estaba preocupado por ella, y Lois recordaba lo que había sucedido. Iban a casi un metro de distancia, él sabía que ella no le había gritado por el miedo que tenía. Ella todavía no sabía qué pensar. Por fin llegaron a la puerta de la casa de Lois, ella subió las escaleras y al girarse él todavía seguía abajo. “Que descanses, buenas noches Lois” nada más decir esto, Clark se fue calle abajo. Lois se quedó mirando cómo se iba y después entró a casa, se dio un baño y fue directa a la cama.

“No, no, no le matéis, por favor, no” gritaba ella llorando. El sonido de un disparo que iba dirigido hacia él la despertó sobresaltada. Era una pesadilla, había soñado con el asalto de aquellos hombres esa noche. El sueño era totalmente distinto a la realidad, ella seguía en el suelo pero Clark estaba totalmente destrozado, sangrando. Uno de ellos sacó una pistola y la dirigió hacia Clark, ella gritaba y lloraba no quería que lo mataran, pero nadie la oía. Al final, el hombre disparó y ella gritó un “no” como nunca lo había hecho, sin parar de llorar. Lois no pudo dormir más en esa noche, así que se puso a escribir dando paso al domingo.