Capítulo 4

Esa mujer le volvía loco, su inteligencia, talento, perfección, carácter, no se dejaba dominar. Sin embargo, esa mujer como el resto de mujeres lo ignoraba, al contrario que Superman que era admirado e idolatrado por todas las chicas, Lois la que más. No entendía cómo un hombre podía ser ignorado y amado a la vez. Todos los días en la redacción eran continuas disputas entre ellos dos, Lois no asimilaba que un chico de pueblo fuera tan bueno, y Clark aprovechaba cualquier cosa con tal de verla y tenerla cerca. Esa noche no podía más, solo habían pasado un par de horas sin verla y necesitaba ver esos ojos oscuros. Sabía que a otro día tendría que aguantar la humillación de Lois, pero sabía que ella haría un buen trabajo. Así que voló hasta la casa de Lois dispuesto a dar una exclusiva a la mejor periodista de la ciudad.

Lois escribía en un cuaderno sus pensamientos y reflexiones, no soportaba a Clark Kent, ni a él ni su trabajo, pero para compensarlo había llegado Superman ese hombre tan especial para ella. Siempre intentó hablar con él, tocarlo y conocerlo. Nadie había hablado con él, excepto Clark. “¿Cómo lo conseguiría? Y ¿cómo pudo Superman concederle esa entrevista?” pensaba Lois cuando oyó el ligero el viento que entraba de la ventana. Al mirar, casi pensó que estaba en un sueño ya que el hombre de su vida estaba allí, al pie de la ventana esperando un permiso para entrar. La voz de Superman le devolvió a la realidad. “¿Se… se puede?” dijo él mirándola fijamente. Lois despertó del trance e hipnotizada por ese hombre contestó. “Por supuesto, pase y siéntese. ¿Le gustaría tomar algo?” “No, gracias” contestó amablemente. “¿Cómo, cómo ha sabido dónde vivo?” le preguntó nerviosa Lois. “Bueno, se lo he tenido que preguntar a Clark” dijo sonriendo Superman. “¿A Kent?” dijo ella con desagrado. “Sí, le concedí una entrevista cuando apagué ese edificio” “¿Me concedería otra a mí?” ella sonrió lo que hizo que Clark se sintiera en las nubes. “Sí, no hay problema” él sonrió también enamorando cada vez más a la intrépida reportera Lois Lane.

A otro día, nada más llegar a la redacción se encontró a su gran rival Clark Kent al que no dudó en restregar su exclusiva. “Mira y aprende cómo se hace una entrevista” dijo ella triunfante dirigiéndose al despacho de Perry. Clark sonrió viendo la satisfacción de Lois por haber conseguido una exclusiva con el hombre de acero. Cuando estaba ella en su mesa Clark se acercó. “Enhorabuena, te lo mereces, es una gran entrevista” dijo Clark sonriente. “Ahórrate las felicitaciones Kent, esto es para que tengas claro quién es el mejor aquí. Y ahora si me disculpas estoy trabajando” dijo Lois sin ni siquiera mirarlo. Clark se quedó estático, esta chica era muy dura. Sin embargo, la chica de la noche anterior era dulce y tierna. “Normal, estaba con el todopoderoso Superman, ahora no estás como Superman así que es imposible que se fije en ti ni tan siquiera como amigo” pensaba Clark con la mirada baja. “¿Qué haces todavía aquí? Vete a tu mesa y haz tu trabajo y déjame trabajar” dijo levantándose y desafiándolo. Clark levantó la cabeza, la miró fijamente y le preguntó. “¿Qué te pareció Superman en persona? Si te diste cuenta es igual de alto que yo” “¿Bromeas? Superman te supera con creces en todo, y cuando digo en todo es absolutamente todo: atractivo, altura, cuerpo y como persona es bueno, bondadoso, amable, tierno, dulce, en definitiva es perfecto” decía Lois suspirando. “Entonces yo soy todo lo contrario” dijo él cabeceando resignado. “Ya vas captando la idea y ahora fuera de mi vista” ella volvió a sentarse y escribir en el ordenador. Clark resignado a ser ignorado por todo el mundo excepto por sus padres volvió a su mesa maldiciendo su otro yo, Superman, el que no era ignorado por nadie y amado por la persona que le había robado el corazón Lois Lane.