Capítulo 14

Habían pasado varias semanas desde el suceso de la bomba, Lois y Clark seguían manteniendo las distancias excepto cuando tenían alguna pista sobre el robo de la kryptonita y el informe. Lois intentaba hablar más con él, ella intentaba conocer a Clark Kent tal y como era. Sin embargo, Clark no quería sufrir más y solo hablaba con ella cuando la situación lo requería. Estar al lado de Lois y no poder decir lo que él sentía por ella, era superior a la fuerza infinita que él tenía. Además desde un principio ella le dejó claro que no quería saber nada de él, ella no se fijaría en alguien como él.

Por otra parte, ella no sabía lo que sentía por Luthor. Ella salía con él, Lex la trataba lo mejor posible, y le decía que la quería. Lois sabía que sentía atracción por él, pero no sabía hasta dónde llegaban sus sentimientos por él. Sin embargo, ella estaba segura que amaba a Superman. Ese hombre era único en el universo, no ya por sus poderes, sino por todo lo que él representaba y lo que era: un hombre con sentimientos y con cualidades que lo hacían el hombre más maravilloso del mundo. Tenía miedo de que el tipo que hubiera robado la kryptonita hiciera daño a Superman. Ella no iba a permitir que lastimaran e incluso mataran al héroe del mundo. Se pasaría las noches sin dormir investigando cualquier pista para descubrir al ladrón. Ella sabía que Clark trabajaba día y noche en todo lo relacionado con la kryptonita, ya que siempre llegaba cansado a la redacción y con síntomas de no dormir. Definitivamente Superman supo bien a quién confiarle toda la información, ahora supo por qué le concedió esa primera entrevista, y por qué le confía hasta su vida. Clark era un buen tipo, ya lo habían dicho sus padres, pero ahora ella lo estaba viendo. Sin embargo, Lois había estado negando eso desde que Clark llegó a la ciudad. Lo había despreciado, ignorado, le había hecho daño. Y vio que lo había juzgado mal cuando quizás ya era demasiado tarde.

“Necesito verlo arrodillado a mis pies, suplicando por su vida, humillado” dijo con voz ronca el poseedor de la kryptonita. “¿Cuándo va a matarlo, señor?” preguntó tranquilamente el hombre de avanzada edad. “¿Yo? Jajaja, yo no voy a matarlo, mi querido Nigel, no sería tan estúpido como para que mi reputación se echara a perder. Yo simplemente pondré los medios para que esa muerte se lleve a cabo” dijo sosteniendo en su mano un fragmento de kryptonita. “Y ¿qué medios son?” preguntó Nigel. “Un local abandonado, un grupo de asesinos y ladrones pagados por mí pero que no sabrán quién les ha pagado, kryptonita escondida por todo el local suficiente como para debilitarlo en segundos, un rehén y por supuesto el protagonista, Superman” dijo él en la oscuridad con una sonrisa malévola. “El plan es grandioso” dijo anonadado Nigel. “Lo sé, ¿a que soy magnífico? Jajajaja” dijo elogiándose y encendiendo un puro. “Sin dudar, es usted el mejor” contestó Nigel. “Dentro de poco Superman será historia” dijo suave levantándose de la silla. “¿Y el rehén?” preguntó Nigel. “El rehén también me ha traído muchos problemas, por lo que él será también historia jajajaja” se asomó por la ventana viendo cómo anochecía en la ciudad.