Capítulo 5

“¡Eres mi peor pesadilla Kent!” gritó ella dirigiéndose a la mesa donde Clark estaba sentado. “Vaya muchas gracias por tenerme en tus sueños” contestó él sarcástico. “He dicho pesadillas, los sueños en todo caso serían con Superman, él sí que es un hombre. Y por cierto desde aquella vez no has conseguido ninguna exclusiva más del hombre perfecto, todas me las ha concedido a mí, ¿por qué será?” dijo Lois victoriosa. “Porque no dejas de perseguirlo allá donde va” dijo harto Clark. “Oh, vaya, ¿estás celoso? Te dije que no te metieras en mis noticias Kent, y Superman es mío” “¿Eres su dueña?” “Ojala lo fuera, pero todas las exclusivas de todo lo que ha hecho Superman han sido para mí, tú nunca estabas en el lugar exacto ni a la hora exacta, sin embargo yo sí. Yo gano, tú quédate con esos artículos sentimentalistas y emocionales que te gustan tanto y dejas la acción y Superman a la mejor reportera investigadora del periódico” se dio la vuelta para irse. “¿Y si no quiero?” contestó Clark. “Te vas a otra ciudad o a tu granja porque aquí no hay sitio para dos” Clark se quedó sin palabras, su única oportunidad con aquella mujer era con su otra personalidad el que tenía poderes. Él bajó la cabeza mientras Lois seguía mirándolo duramente, pero de repente ella se mareó y si no llega a ser por Clark hubiera caído al suelo. “¡Lois! ¿Estás bien?” dijo Clark sosteniéndola. Era imposible odiar a esa mujer, la amaba con locura. “Sí, solo ha sido un mareo” contestó ella confusa todavía de lo que había pasado. “Siéntate, te traeré un café y algo de comer” él iba a sentarla pero ella no quiso. “No quiero nada” contestó ella. “Pero tienes que…” “He dicho que no quiero nada” gritó otra vez haciendo que Clark retrocediera. “Yo no tengo la culpa de tus problemas, solo intento ayudar a una amiga” dijo él serio. “Primero, no soy tu amiga y segundo deja lo de ayudar a Superman que es el único que puede. Me voy” Lois se fue mientras Clark se fue por otro lado dispuesto a hablar con ella de la única forma que podía.

Lois caminaba de vuelta a su casa, nada más llegar se daría un baño caliente sin pensar en nada. Cuando estaba a punto de entrar a su casa, oyó el sonido familiar del trueno que le alegraba el día. Al girarse allí vio a Superman, con esos ojos oscuros que hipnotizaban a Lois Lane. “Superman, ¿qué hace usted aquí?” dijo con una sonrisa Lois. “Sé lo que te ha pasado en el Daily Planet, ¿estás bien?” dijo con cara de preocupación. “Sí, ahora sí, ¿cómo lo ha sabido?” dijo ella admirándolo. “Clark me lo ha contado muy preocupado, quería que viniera para ver si estabas bien” él estaba deseando ver la reacción de ella, y por supuesto no se hizo de esperar. “Oh, vaya otra vez Kent” dijo ella bajando la vista para abrir la puerta de su casa. “Te noto un poco receptiva al hablar de Clark” dijo él con el corazón en vilo. “Simplemente no quiero hablar de él ni saber nada” Clark bajó la cabeza. “Bueno yo… yo me voy, cuídate, come y descansa” Superman se fue tan rápido que a Lois no le dio tiempo ni de despedirse, así que se dispuso a hacer lo que había planeado.

Volando entre las nubes sin ninguna dirección iba Clark sin saber qué hacer. Lois le había dejado claro tanto a Clark como a Superman que no quería saber nada del primero, sin embargo estaba perdidamente enamorada del segundo. El problema estaba en que los dos eran la misma persona. Pensando en Lois y en lo imposible que era conseguir su amor, aterrizó en Smallville para ver a sus padres. La fuerza emocional podía con su fuerza extraordinaria que tenía físicamente, él necesitaba ahora mismo el cariño de las únicas personas que se lo podían dar. Desde allí llamó a Perry y le pidió la mañana siguiente libre, necesitaba despejarse y olvidarse por un momento de Lois. En Smallville fue a pescar con su padre, le ayudó en la granja, y por la noche fue a pasear solo. Pero era imposible olvidarse de aquella mujer que le había robado y roto el corazón a la vez. Lois Lane odiaba a Clark Kent mientras que él estaba locamente enamorado de ella, pero ella amaba a Superman que no era otro más que Clark Kent pero con poderes. “¿Por qué me odia? ¿Por qué no puede verme? Si tan solo pudiera ser su amigo” él se lamentaba preguntándose qué es lo que estaba haciendo mal. Él quería amarla, besarla, acariciarla, tocarla, abrazarla, refugiarla entre sus brazos, pero ella no se dejaba querer. No podía entablar una conversación porque ella le contestaba gritando, necesitaba estar a su lado, amarla, amarla…

Se besaban apasionadamente, sus cuerpos se acoplaban a la perfección y sus palabras se perdían en la boca del otro. La piel de ella era lisa, suave y tibia, sus labios se abrían y se unían para explorar con sus lenguas. Ella le acariciaba dulcemente la espalda y el pelo suspirando de placer. “Clark, te amo” decía ella mientras él besaba su cuello. “Yo también te amo Lois, te deseo, te adoro, te…” estaba loco de amor, su piel era un imán a sus labios. “Shh… hazme el amor, Clark, ámame” le pedía Lois desesperadamente.

En ese momento, él despertó dándose cuenta que estaba tumbado sobre la hierba y que era ya de noche. Su corazón estaba palpitando muy deprisa, había soñado con ella, soñaba que la amaba, y que Lois lo amaba también. Puso sus manos sobre su cara intentando tranquilizarse y olvidarse de lo que había pasado, pero era tan real que su piel quemaba, así que se fue a casa y tras darse una ducha se durmió pensando todavía en Lois Lane.