Esta historia está situada después del fin de la serie. Lois y Clark están casados, pero no tienen hijos.
Es mi primera historia en español. Espero que os guste.

*****

Clark hoy se despertó muy temprano, a las seis; una hora más temprano de lo habitual. Consideró cómo buenos augurios que toda la noche había pasado tranquilamente, y que pudo despertarse pronto, como lo quería.
Ahora tenía que llamar a unos amigos, antes de que Lois se despertara y lo oyera. Por eso, decidió no llamar del teléfono de su habitación, sino del del salón. Bajó la escalera, se acercó al teléfono, tomó el auricular y apretó unos botones.

«Buenos días, Perry, ¿cómo estás? … Yo también. … Sí,» dijo, mirando a la dirección de su habitación, «aún está durmiendo. … No, no, te llamo del salón. … No, eres el primero al que llamo. … Sí, sí, claro. Ahora llamaré a Jimmy. … ¿Todo estará listo?… … No, no lo creo. … Bueno. … Sí. … Sí, sí. … Hasta luego, jefe.»

Enseguida, llamó a otro amigo suyo. «Buenos días, Jimmy. … Jimmy, ¿has olvidado que hoy es…? … Bueno, ya son las seis y diez,» dijo, mirando su reloj, «y tenemos que prepararlo todo hasta las ocho. … No, no lo digas… Yo tengo trabajo también.» sonrió, girando de nuevo su cabeza hacia su habitación. « … Sí, eso es lo que él dijo. … Muy bien. … Hasta luego.»

Al terminar la llamada, paseó un poco por el salón y después se sentó en el sofá, pensativo. No era ninguna sorpresa especial, la que estaban preparando, solamente una como las que organizan en la televisión para el cumpleaños del héroe. Pero la razón por la que la organizaban… sí, era algo especial, algo que merecía mucho más.
Qué pena que no hubieran encontrado alguna idea mejor…

“Bueno, a ver qué vamos a hacer. ” pensó.

Todo parecía que iba bien, hasta el momento. Por otra parte, el plan era simple, muy simple. Lo único que podría arruinarlo era la posibilidad de que Lois sospechara algo, o que él no pudiera controlarla. Sin embargo, esas posibilidades eran… imposibles. Quizá Lois sabía controlarlo muy bien, pero él sabía controlarla lo mismo. Y, además, sabía cómo comportarse, para que ella no sospechara nada.
Entonces, un pensamiento golpeó su cabeza: “¡Dios mío, el despertador!” Voló rápida y silenciosamente hasta su habitación y desactivó el despertador rojo, que estaba en la mesilla de noche de Lois.
Suspiró, calmo ya, pero el teléfono sonó.
Clark gesticuló desesperadamente, y en un abrir y cerrar los ojos voló hasta el teléfono del salón.

«¿Hola ? … Perry, ¡eres tú! ¡Lois está durmiendo! … Ah… eh… » dudó inquieto, «sí, se lo dije, pero… no es seguro si puede venir. … Sí, sí, por supuesto... …Vale, ahora tengo que dejarte, para ir a ver a Lois… Bueno, hasta luego.»

Voló hasta la habitación y vio a Lois, medio despierta, medio dormida. Se inclinó sobre ella.

«¿Quién era?» le preguntó ella.

«Nadie, amor, duerme.»

«No es necesario, no tengo mucho sueño.» le dijo mimosamente, todavía con los ojos entreabiertos.

«Duerme, amor, tenemos mucho tiempo.»

«¿Qué hora es?»

«Ehm...» Prefirió no arriesgarlo. «Son las cinco.»

«Ah, bueno…» dijo ella.

Después de algunos momentos, estaba durmiendo de nuevo.

Clark respiró profundamente, esperando que ella no se despertara de nuevo. Fue al cuarto de baño y empezó a prepararse.

***

A las siete y media, dio un codazo a Lois, como si estuviera preocupado.

«Lois, amor, despiértate. Ya son las siete y media.»

«¿Cómo?» ella preguntó, todavía un poco dormida.

«Las siete y media.»

«¿Las siete y media?» Tomó en su mano el despertador. «¿No sonó éste?»

«Sonó, pero no lo oíste. Levántate y vete a vestirte, amor, si no, no estaremos allí a tiempo.»

«Vale, vale.» Se levantó de la cama, abrió un cajón y sacó de ése una blusa de color rosa clara y un conjunto de chaqueta y falda, gris. Se lo pondría, pero…

«¿Qué es esto?» Clark preguntó.

Ella lo miró sorprendida. «¿Qué parece que es? Un conjunto, y una blusa.» le dijo, mostrándoselos.

«¿Gris?»

«Gris, ¿por qué no?» Claro que no podía entender los pensamientos de su esposo.
Los pensamientos que ella debería ponerse algo más festivo, y que él no debería dejarle tiempo para desayunar.

«¿Ayer no te pusiste un pantalón y una blusa grises?»

«Sí.»

«¿Y te vuelves a ponerte vestidos de color gris?»

Lo miró de nuevo, muy extrañada. «Clark, ¿qué te está pasando? ¿Cuál es el problema con el conjunto gris?»

«Es un color muy… triste. Ponte algo de otro color.»

«Clark, ¡tú también estás llevando un traje gris!»

«Yo soy un hombre, Lois. Tú, ponte algo diferente.»

«Bueno,» le dijo, un poco enojada, «elige tú el que te guste.»

Él buscó entre la ropa y, finalmente, eligió un conjunto azul y una blusa de color celeste.

«Más bonito,» dijo, «y te queda mucho mejor.»

«Como lo prefiere, señor.» le dijo irónicamente.

Cuando se vistió, se pintó y se peinó perfectamente (como Clark la ordenó) ya eran las ocho menos cinco.

«¡Mira qué hora es! ¡No podemos desayunar!»

«No importa, amor, tomaremos un café en la oficina. Ven, vámonos.»

«¿Tienes prisa?» Lo miró, con una sonrisa extraña. Clark había logrado hacerla sospechar de que algo estaba pasando.

“No importa,” él pensó, entendiendo sus pensamientos. “en menos de diez minutos estaremos en la oficina.”

«No es que tenga prisa,» le dijo enseguida, «sino que ya llegaremos con retraso.»

«Entonces, vámonos.»

***

La pareja llegó al Daily Planet unos minutos después. Clark miró su reloj varias veces durante el recorrido, ocultando su nerviosismo, aunque Lois lo miró de nuevo con el mismo aire de sospecha.

Al final, entraron en su oficina.

Lois abrió sus ojos con sorpresa, mientras Clark estaba sonriendo felizmente.

La oficina estaba llena de globos de muchos colores, cintas y otros ornamentos, una mesa estaba llena de varios dulces, pero lo más evidente era una inmensa pancarta:

«¡¡ENHORABUENA LOIS & CLARK!!»

Toda la gente en la oficina estaba mirando a la pareja, con sonrisas felices, como la de Clark.

«¿Enhorabuena?» preguntó Lois, finalmente. ¿Por qué?

«Lois, amor, creo que ya debes ver algo.» le digo Clark. Fue hasta su oficina, mientras la gente se acercaba a Lois y la felicitaba.

«¡Enhorabuena, Lois!»

«¡Todos nuestros deseos!»

«Clark y tú sois muy afortunados.»

«Pero… ¿por qué?» ella estaba todavía preguntándose.

Clark puso su brazo en la espalda de Lois abrazándola cariñosamente, le dio un beso y le entregó un sobre.

«Felicitaciones, señora Kent.»

Lois abrió el sobre y empezó a leer la carta, en voz baja.

«Estimados señores Kent, les informamos que ya tenemos los resultados del test de la señora Kent, que es… ¡¿positivo?! ¡¿La señora Kent está esperando un hijo, felicitaciones?!» gritó. «¡¡Clark!!»

«¿Sí?» él sonrió, abrazándola más fuerte.

«¡Eso es maravilloso!» Le entregó el sobre y la carta, y empezó a bailar, dar saltos y abrazar a todos en la oficina, diciendo: «¡Gracias, gracias, gracias!»…


What we've got here is failure to communicate...